domingo, 14 de octubre de 2012

EXTRACCIÓN DE HIDROCARBUROS NO CONVENCIONALES

EL CASO DEL SHALE GAS O GAS DE ESQUISTO

 
La necesidad de producir mayores cantidades de energía, ha impulsado un gran avance en técnicas y tecnologías que hoy día se implementan a nivel mundial. En el mundo contemporáneo se utilizan desde las fuentes convencionales de energía térmica como el carbón, pasando por el petróleo, hasta los últimos desarrollos nucleares, que sobre todo las potencias económicas desarrollan con fines energéticos y militares.
 
Los hidrocarburos son la principal fuente energética que mueve las ruedas de la producción contemporánea, destacándose el petróleo como el recurso no renovable mayormente utilizado a escala planetaria. No obstante, es bien sabido que la tasa encuentro de nuevos yacimientos productivos, la cual hace un par de décadas era creciente, ha llegado a su fase estacionaria y la extracción de crudo se asienta en casi su totalidad sobre las reservas probadas que se encuentran en su mayoría en los países del Medio Oriente y en la cuenca del Orinoco en América Latina.
 
Ante la crisis energética, que hace de los precios internacionales del crudo un commodity fácilmente especulable, las grandes corporaciones transnacionales, buscan a toda costa suplir la cada vez más creciente demanda energética del mundo capitalista y desarrollan nuevos proyectos tecnológicos que en su necesidad por saciar los mercados desdeñan los límites ambientales y las reglas naturales de los ecosistemas alrededor del mundo entero.
 
Los Estados Unidos como principal demandante energético a escala planetaria, importan cada día más niveles crecientes de volúmenes de energía, lo que los hace ser un país importador neto de la producción de crudo mundial. A pesar de que el país norteamericano tiene como socio y aliado a Arabia Saudita, principal productor mundial de crudo, no deja de ser una preocupación, el hecho de depender en cierta manera, de fuentes energéticas externas, más aún cuando el panorama geopolítico a nivel mundial y en específico en la región del oriente medio, tiende a cambiar vertiginosamente.
 
En este marco, grandes corporaciones estadounidenses han avanzado en tecnologías recientes para la obtención de fuentes alternativas de energía. Es así como el país norteamericano ha hecho una amplia prospección de su territorio y en la última década ha enfatizado en la exploración y explotación de zonas ricas en minerales de esquisto, mineral de origen metamórfico, como fuente natural de hidrocarburos gaseosos no convencionales, mundialmente conocido como Shale Gas.
 
Aunque novedosa desde el punto de vista de infraestructura y tecnología, la extracción del Shale Gas, ha despertado varias críticas sobre su proceso de extracción y producción, el cual se asegura es altamente peligroso para el medio ambiente, en especial para las fuentes hídricas y aguas subterráneas.

En términos sencillos, el proceso consiste en una primera fase de excavación, en la que se realiza un túnel guía que atraviesa el nivel de las aguas freáticas hasta encontrar los depósitos de rocas de esquistos, zona en la cual el túnel avanza horizontalmente. Posteriormente se realiza un recubrimiento o cementado del túnel, lo que permite impermeabilizarlo y alojar en su interior un ducto o tubería de extracción. Al interior del ducto se inserta un dispositivo, el cual por medio de impulsos eléctricos genera múltiples explosiones, las cuales acompañadas de un proceso de fractura hidráulica de las rocas, hacen que por medio de la presión generada, se creen redes por donde los esquistos liberan el gas.
 
Los riesgos asociados a este proceso, se concentran en las fallas comunes al momento de impermeabilizar el conducto de extracción, y puesto que se atraviesa el nivel freático, las aguas subterráneas son potencialmente contaminables por diferentes elementos hidrocarburos y sus derivados, los cuales son altamente tóxicos y varios de ellos carcinogénicos, entre otros, derivados fenólicos, bencenos, etc.
 
El riesgo no termina allí, puesto que se ha demostrado en varias explotaciones de Shale Gas en los Estados Unidos, que el manejo de los residuos de extracción es deficitario, y tanto los suelos aledaños, así como los cuerpos hídricos, pierden capacidad de resilenciamiento, haciendo que la fauna y la flora endémica, cambie por completo, e incluso varias comunidades bióticas sean eliminadas de estos ecosistemas.
 
Así mismo, se ha denunciado a nivel mundial la relación de la extracción de Shale Gas con inducción de temblores debido al proceso de fractura hidráulica, el cual genera una inestabilidad geológica en los territorios de explotación. Por último, pero no menos importante de resaltar las abundantes emisiones de dióxido de carbono liberadas al medio ambiente debido a la no captura de la totalidad de gas y compuestos derivados, los cuales se convierten en emisiones de CO2.
 
A pesar de los reclamos y numerosas evidencias peligro que representa este tipo de explotación para el medio ambiente y para las comunidade, las corporaciones transnacionales adelantan de manera masiva los ejercicios de explotación en varios estados del país norteamericano. Sin embargo, a medida que crecen las demandas y discusiones, estas corporaciones han migrado con sus tecnologías a países en donde existen normas blandas en materia ambiental; países que se caracterizan por tener vínculos de subordinación histórica a deudas históricas con los Estados Unidos.
 
Es así como varias de las más grandes empresas transnacionales de la rama petrolera han migrado a territorios africanos y latinoamericanos, pues ello abre un nuevo mercado mundial en el negocio de explotación de hidrocarburos no convencionales y permite oxigenar las finanzas decadentes de la economía capitalista contemporánea.
 
El nuevo negocio que se abre en este sentido va en doble vía, pues los contratos de exploración del territorio ya no son unimodales, en busca de uno u otro recurso minero energético. Los estudios que realizan las transnacionales hacen un barrido completo de la geología y mineralogía de una zona, la cual permite fácilmente proyectar a una región como productora de carbones de alta capacidad calorífica y al mismo tiempo de reservas de esquisto en sus capas más bajas. Estos esquemas de exploración del territorio, por supuesto profundizan aún más los impactos al ambiente y a la vida misma de las comunidades en los territorios.
 
En la medida que se incrementa la demanda de energía por la sociedad de consumo capitalista por un lado, y que existe una necesidad de producir y explotar materias primas a causa de la crisis orgánica del capital por otro, las consecuencias ya se hacen sentir en vastos territorios y comunidades, que denuncian la total destrucción de sus territorios así como las nefastas consecuencias económicas y sociales a los que son sometidos en el momento de instalación de este tipo de economías de enclave.

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