14 de Agosto de 2013
El Pliego de Peticiones Agropecuario y Popular, bandera del paro nacional del 19 de Agosto, ha levantado un conjunto de exigencias. A la par de las reivindicaciones del campesinado y los sectores productivos del campo, ha incorporado unos reclamos garantes del territorio, la defensa del medio ambiente y la vida digna. Es decir, con base en las permanentes afrentas a los territorios campesinos e indígenas, en particular en los problemas derivados de la locomotora minero-energética, el pliego insiste en descarrilarla y convocar al pueblo afectado a reprensar tal política.
Con base en este parámetro, diferentes expresiones ambientalistas, defensoras del medio ambiente y de los territorios han comenzado a articularse a la iniciativa del 19 de Agosto, reconociéndose en las reivindicaciones elevadas por el Pliego de Peticiones Agropecuario y Popular, dialogando con estas y aportando elementos novedosos. En el Tolima, uno de los epicentros de los agravios contra el territorio, el medio ambiente y la vida, dicha interacción la han protagonizado organizaciones campesinas y ambientales.
Al respecto, conversamos con Renzo García, ambientalista e integrante del Comité Ambiental en Defensa de la Vida del Tolima, en la idea de explorar el panorama de la locomotora minero-energética en el departamento y establecer los elementos comunes que, hoy por hoy, lo identifican con el paro del 19 y sus exigencias.
AEP: ¿Cuál es el panorama de la mega-minería en el Tolima?
Renzo García: Desde los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos se impone de manera autocrática, al mejor estilo de las dictaduras, un modelo de desarrollo minero-energético. No vale que el Tolima sea un departamento de vocación agropecuaria indispensable para la soberanía alimentaria de los colombianos. Poco importa que en estos procesos se contaminen suelos, agua, aire y se ponga en riesgo el derecho de las presentes y futuras generaciones a un ambiente sano.
Al gobierno nacional le preocupa más satisfacer los intereses de las empresas mineras extranjeras en contravía del querer, sentir y pensar de tolimenses y colombianos. Cuando se analizan con detalle los títulos y solicitudes mineras se concluye que cerca del 70% de todo el departamento se encuentra orientado a este tipo de proyectos extractivos.
Con los resultados de la Consulta Popular de Piedras vimos un actuar unitario, ético, digno y valiente por parte de las comunidades y distintos sectores sociales de este municipio; definitivamente podríamos decir que lo hecho por estas personas es un ejemplo para Colombia y el mundo entero. También hay que decir que sorprende negativamente como el gobierno nacional pretende desconocer la voluntad popular, el derecho de las comunidades a participar del destino de sus regiones; sin duda estas son acciones dictatoriales que violentan e irrespetan los más mínimos preceptos de lo que es una democracia y la esencia de la Constitución Política de Colombia.
AEP: ¿Dónde están concentrados los principales proyectos mega-mineros en el departamento?
RG: En la casi totalidad de los 47 municipios del departamento hay concesiones mineras. De manera general podemos mencionar que en Cajamarca se encuentra el proyecto de La Colosa Regional, un proyecto de oro diseminado que conecta a varios municipios del Tolima y el Quindío.
Es importante precisar que cuando hablamos de oro diseminado hacemos referencia a tenores muy bajos de mineral. En promedio podemos afirmar que por cada tonelada de roca (un millón de gramos) se extrae un gramo de oro, el cual obligatoriamente debe ser beneficiado con grandes cantidades de agua y cianuro. En las entrevistas que han realizado a algunos funcionarios de la Anglogold Ashanti hemos podido leer que ya reconocen que para sacar un gramo de oro tiecenen que gastar entre 500 a 1000 litros de agua por segundo.
Por el Norte del Tolima se encuentran proyectos de explotación de minería de socavón, entre los cuales podemos destacar las minas del Porvenir en el Líbano y las Ánimas en Santa Isabel. Sobre el Sur del departamento podríamos ubicar algunos proyectos de minería aluvial que se encuentran en fase de solicitud de licencia ambiental, entre ellos el proyecto de Mineros S.A. en Ataco; el proyecto Goliat en Chaparral, el cual tendrá audiencia pública el 23 de agosto en la Vereda Amoya; los proyectos de Adriana Lucía Quintana y Manuel José Rodríguez por Ortega y San Luis; en Natagaima al Consorcio Atahualpa, etc, etc. Sin embargo no hay que perder de vista que las empresas con mayor cantidad de títulos y solicitudes mineras, para el caso de oro, son Anglogold Ashanti y Mineros S.A. Recordemos que para varios municipios del Departamento del Tolima existe una amenaza inminente, la cual tiene que ver con el interés de Anglogold Ashanti por montar en 100 km a la redonda el beneficio del oro y su respectiva planta industrial y represas (diques de colas) en donde depositarán para siempre todo el material tóxico sobrante de estos procesos. Hacia San Luis y Valle del San Juan se encuentran los proyectos de explotación y exploración de Cemex y Cemcolsa.
Paradójicamente desde el gobierno nacional se imponen proyectos mineros sobre áreas geográficas que no contemplan ni un solo centímetro cuadrado dentro del uso del suelo para la minería. Esto puede corroborarse con CORTOLIMA, en donde cualquier persona puede consultar los respectivos Planes de Manejo y Ordenamiento de las Cuencas Hidrográficas del Tolima y verificar lo que estamos afirmando.
AEP: Desde su punto de vista, ¿En qué medida esos proyectos afectarán a los tolimenses?
RG: El caso del oro diseminado es una aberración, sobre todo porque se hace en ecosistemas de alta montaña con una riqueza biodiversa e hídrica única en el mundo. Recordemos que como el oro se encuentra en el subsuelo, en la roca madre, se requiere hacer tala rasa del bosque; seguidamente hay que remover el suelo en sus tres horizontes fundamentales (A, B y C); luego la montaña de roca es reducida mediante sistemáticas explosiones a tajos o canteras a cielo abierto, que pueden tener en promedio 1 km de diámetro por 600 m de profundidad; después de que la roca es fracturada y pulverizada, se transporta a sitios planos que se recubren con geomembranas (Pad de Lixiviación), en los cuales la roca se apila escalonadamente a manera de montañas artificiales y es regada de manera continua con grandes cantidades de agua con cianuro, que es la solución que permite extraer el oro diseminado de la roca mediante un proceso químico denominado lixiviación; finalmente el oro se separa de la solución cianurada a través de talco de zinc o carbón activado, con el objeto de fundir el material y obtener las barras dore (aleación de oro, plata y otros materiales).
Hay que decir de manera clara que con los proyectos de minería a cielo abierto se acaba para siempre con la riqueza biodiversa de flora y fauna del sitio de explotación y se altera significativamente la de las zonas cercanas. Además, no sólo se contamina el agua con cianuro y metales pesados, sino que se destruye su ciclo, la capacidad de acumulación, todo el proceso de infiltración de aguas subterráneas y la escorrentía, dado que se acaba con los bosques y se plastifican miles de hectáreas. Los aspectos más graves de la degradación ambiental de este tipo de emprendimientos son: pérdida de biodiversidad y coberturas vegetales (destrucción de nichos ecológicos), contaminación de suelos, agua y aire, y daños a la calidad y disponibilidad del agua. Con esto se pone en riesgo el derecho a un ambiente sano de las generaciones presentes e incluso de las que aún no han nacido.
AEP: ¿Cuál ha sido la respuesta de las comunidades y los sectores sociales ante tales proyectos?
RG: De rechazo total. En algún momento trataron de comprar la conciencia de algunos políticos, periodistas, dirigentes gremiales, sociales, etc... pero al día de hoy, podemos decir que los tolimenses somos cada vez más conscientes de la responsabilidad ambiental que tenemos con el futuro y presente de nuestros hijos. En esto seguimos invitando a la gente a entender el dicho popular que dice claramente que este tipo de proyectos mineros son “pan para hoy y hambre para mañana.”
AEP: El próximo 19 de Agosto se dará inicio al Paro Nacional Agropecuario y Popular, el cual levantará unas exigencias frente al tema de la mega-minería, ¿Qué opina al respecto?
RG: Desde la Red de Comités Ambientales y Campesinos del Tolima sacamos un comunicado a la opinión en general, en donde claramente decimos:
"No habrá café, ni vacas, ni arroz, ni cacao, ni maíz, ni arvejas, ni leche, ni yuca, ni frutas, ni bocadillo, ni panela, ni ríos vivos, ni montañas, ni bosques, ni paramos sobre suelos dedicados a la gran minería que consumirá miles de millones de litros de agua, ni con ríos represados para hidroeléctricas que inundarán miles de hectáreas cultivables, ni con pueblos sin soberanía sobre sus territorios que serán desplazados a la periferia de las grandes ciudades o enganchados a trabajar en grandes mega- proyectos asegurando, tal vez, el diario pero sin futuro para las nuevas generaciones”
Consideramos decisivo que el paro agrario incluya dentro de sus reivindicaciones:
La derogación inmediata del decreto 0934 del Ministerio de Minas y Energía y el establecimiento pleno de derechos de las comunidades a decidir el presente y el futuro de sus territorios.
La defensa de la voluntad popular expresada por el pueblo de Piedras , Tolima, el 28 de Julio, que rechazó contundentemente la realización de actividades mineras en su territorio que puedan amenazar el agua, el ambiente y la actividad agrícola.
La cancelación de todos los proyectos minero energéticos que hay sobre zonas de vocación agrícola y pecuaria, distritos de riego, zonas de abastecimiento de alimento y riqueza hídrica.
La revisión de todo el ordenamiento territorial del país bajo principios de sustentabilidad ambiental, autonomía alimentaria y vida digna para los pueblos y comunidades del país que permitan concretar la justicia ambiental.
Llamamos a ampliar la convocatoria del paro a ambientalistas, asociaciones de consumidores, pequeñas empresas y cooperativas del sector alimentario, pequeños mineros, comerciantes agrícolas, plazas de mercado, movimiento estudiantil, movimiento de mujeres y movimiento de víctimas, para que el paro se convierta en un momento decisivo en la lucha por ganar el derecho de los pueblos a autodeterminarse y continuar avanzando en la construcción colectiva de un modelo de desarrollo que respete los derechos de las gentes y la Naturaleza.
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