miércoles, 2 de mayo de 2012

Guajira: La locomotora que amenaza a Dibulla



Cuando la locomotora minera pase por Dibulla dejará la huella negra del progreso, la del carbón, sobre su territorio rico en biodiversidad. Este municipio guajiro, ubicado en las estribaciones de la Sierra Nevada, es reconocido por la belleza de sus paisajes: en ella hay un coqueteo permanente entre la Sierra con sus picos nevados y el Mar Caribe.

Las características de su ecosistema son únicas en el mundo; sus manglares y pantanos, además de ser hábitat de especies en peligro de extinción como el caimán aguja, son el lugar donde las aves migratorias encuentran refugio y se reproducen. Su fauna marina es igual de rica y en ella los peces abundan y su territorio es atravesado por más de ocho ríos que hacen que su tierra sea fértil y apta para el cultivo. Sin duda que Dibulla parece bendecida por la madre naturaleza.

Sin embargo, todo este frágil e importante ecosistema ya empezó a sufrir daños irreparables por causa de la construcción del puerto carbonífero y multipropósito, Puerto Brisa S.A. Las 16 asociaciones de pescadores del municipio denunciaron, el pasado 9 de abril, el desastre ambiental que está produciendo los trabajos de dragado para el canal de acceso del muelle, que empezaron el 1 de diciembre de 2011.

Más de 10 delfines, bagres, meros y tortugas marinas han muerto. Los pescadores artesanales dieron a conocer esta preocupante situación a través de una carta dirigida a la opinión pública, y a pocos días de que la Corte Constitucional emita su fallo sobre la viabilidad del puerto carbonífero.

Puerto Brisa S.A. se encuentra situado en las cuencas del río Cañas, El Lagarto y Jerez. Estos puntos están unidos por un sistema de humedales que se interconectan cuando sube la marea, formando una gran cuenca. El proyecto rompería esa conexión a través de la cual se cumple un ciclo importante de vida: migran los animales, fluyen los nutrientes y los pescados suben del mar al río a alimentarse y reproducirse.

Conceptos y estudios. 

La licencia ambiental se otorgó desconociendo todas las recomendaciones y haciendo caso omiso a todos los estudios que demuestran que son mucho más graves las consecuencias ambientales que un proyecto de tal envergadura generaría en la región que los beneficios. “Zonas con restricciones ambientales significativas para la actividad portuaria entre Riohacha y Dibulla se restringe por su condición de protección legal.

Solamente a embarcaciones de recreo y eco turísticas, además hacen parte de la línea negra de comunidades indígenas de la sierra”, dice el documento Conpes 3149 de 2002. Sin embargo, en Dibulla atracarían grandes buques para ser cargados con carbón.

Al Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt la subdirección de licencias ambientales del Ministerio de Ambiente le solicitó el 11 junio de 2003 un concepto acerca de la viabilidad ambiental, social y técnica del proyecto a lo que este respondió que la construcción y operación de Puerto Brisa S.A. no era viable. Igual a este concepto hay otros diez más en poder del Ministerio, expedidos por diferentes instituciones donde expresan claramente que no se debe otorgar una licencia a un proyecto como tal en Dibulla dada las graves implicaciones ambientales.

De igual forma, uno de los argumentos para que se otorgara el permiso fue negar la existencia de formaciones coralinas en la zona donde sería construido el muelle. Los pescadores niegan tajantemente esa afirmación.
“Todos nuestros caladeros de pesca, según los hemos conocido ancestralmente, están relacionados con arrecifes de coral, de allí derivamos nuestro sustento económico y nuestra alimentación”, dice en la carta. El pasado 7 de abril éstos junto a un equipo de biólogos marinos realizaron una inmersión en el área alrededor del sitio de dragado encontrando dos especies distintas de corales, lo cual refuta lo dicho por la máxima autoridad ambiental en Colombia.

La posición del Ministerio de Ambiente con respecto a la aprobación o negación de la licencia no fue clara en su momento. Así lo evidencia un memorando interno con fecha del 26 de agosto de 2002. “De acuerdo al concepto técnico 877 del 22 de agosto de 2002, donde Invemar, la dirección técnica de ecosistemas y la subdirección de licencias de minambiente una vez evaluado el estudio de impacto ambiental consideraron no viable el proyecto, en ese sentido implicaría la negación de la licencia ambiental solicitada por el peticionario Puerto Brisa S.A. Posteriormente (en el mismo concepto técnico 877) se entregaron términos de referencia para la elaboración del estudio de impacto ambiental, por tanto debe aclararse el concepto técnico, en el sentido de tomarse una decisión sobre viabilidad o no del proyecto, pues es contradictorio que se diga que no es viable pero al mismo tiempo se entregue términos de referencia para un estudio de impacto ambiental con un traslado de la dársena, con implicaciones ambientales iguales”.

Mientras que pescadores, las comunidades indígenas de los pueblos de la Sierra Nevada, parte de la población dibullera y organizaciones ambientales esperan que la Corte Constitucional en su fallo declare inviable el proyecto de Puerto Brisa, otro proyecto, el súper puerto carbonífero MPX, amenaza con convertir los bellos paisajes de Dibulla en postales apocalípticas.

Puerto Brisa S.a. Responde

Puerto Brisa es un proyecto que cuenta con Licencia Ambiental desde el año 2006. En los años previos al otorgamiento de la licencia se adelantó con todo rigor un estudio de impacto ambiental, que luego de surtir todas las etapas de ley fue debidamente evaluado y aprobado por el Ministerio de Ambiente. 
Dentro de la licencia ambiental se establecieron unas fichas de manejo y planes de compensación que están siendo debidamente implementados y cumplidos.


Para aprobar el inicio del dragado, la Dimar exigió que la actividad fuese ampliamente difundida y socializada. El Ministerio de Ambiente ha hecho múltiples visitas al proyecto, verificando la actividad del dragado, encontrándolo satisfactorio. Por su parte, la Dimar designó dos peritos expertos permanentes quienes no han reportado ninguna afectación a los pescadores.
Por Samuel A. Losada Iriarte

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