Noticias provenientes de Bolivia hacen saber que ingenieros de aquel país alertaron sobre la posibilidad inminente de un derrumbe definitivo del Cerro Rico de Potosí, debido a la incesante explotación minera sobre todo de plata que viene sufriendo desde hace 470 años, y que creó en su interior un laberinto de 90 kilómetros de túneles y socavones.
- El cerro Rico de Potosí es el emblema todavía enhiesto, pero quizá ya no por mucho tiempo, de la codicia sin control, del saqueo de Europa en América, tanto que según el escritor uruguayo Eduardo Galeano el mineral extraído por los mineros, indios esclavos cuyo destino a corto plazo era la muerte en las galerías, se podría hacer un puente entre Potosí y Madrid.
- El cerro Rico de Potosí es el emblema todavía enhiesto, pero quizá ya no por mucho tiempo, de la codicia sin control, del saqueo de Europa en América, tanto que según el escritor uruguayo Eduardo Galeano el mineral extraído por los mineros, indios esclavos cuyo destino a corto plazo era la muerte en las galerías, se podría hacer un puente entre Potosí y Madrid.
Cuando los ingleses se llevaron el tesoro del virreinato del Río de la Plata en las invasiones anteriores a 1810 capturaron un buque español pronto para llevar a Europa un gran cargamento de plata proveniente de Potosí, millones de dólares cuyo depósito en aquella fecha está contabilizado todavía hoy en el Banco de Inglaterra y, por supuesto, jamás fueron devueltos, como jamás devolverán las Malvinas por voluntad propia.
Los mineros bolivianos actuales que trabajan solo para sobrevivir en Potosí, son alrededor de 12.000 y por ahora ningún poder estatal se atreve a prohibirles la actividad y dejarlos sin recursos. Pero la alternativa es que la fuente de trabajo puede convertirse en tumba para muchos de ellos.
Los mineros bolivianos actuales que trabajan solo para sobrevivir en Potosí, son alrededor de 12.000 y por ahora ningún poder estatal se atreve a prohibirles la actividad y dejarlos sin recursos. Pero la alternativa es que la fuente de trabajo puede convertirse en tumba para muchos de ellos.
El cerro ya sufrió un gran derrumbe en una de sus laderas hace décadas, aunque de todos modos conserva su hermoso perfil a más de 4000 metros de altura sobre el nivel del mar. Pero ahora se están acentuando las grietas y rajaduras en todo su derredor, lo que hace presagiar lo peor.
Algunos mineros indígenas, que mantienen su tradición ancestral, han admitido que no deben trabajar más en el cerro porque es un testimonio de un pasado que no se resignan a perder del todo y están dispuestos a respetarlo cuando su fin parece aproximarse.
Potosí, testimonio del saqueo de América, produjo la mitad de la riqueza de que se apoderó Europa en tres siglos. Permitió el florecimiento en su ladera de una ciudad que en su esplendor tuvo casi 200.000 habitantes y era quizá la mayor del mundo, más grande que Londres o París de la época.
Estaba en territorio del virreinato del Río de la Plata, que fue luego las Provincias Unidas, hasta que la negligencia y el proyecto político exclusivamente porteño de los rivadavianos en el poder en Buenos Aires permitió al mariscal Sucre llamar a un plebiscito para decidir si Bolivia se separaba o se mantenía unida a la Argentina.
Hoy en día se sabe que cerca de la cúspide del cerro hay todavía grandes reservas de plata, lo que ha suscitado nueva codicia y sigue haciendo oír el tronar de la dinamita. Los turistas contemplan el cono del cerro y se admiran de su belleza, pero pronto eso será un recuerdo.
El Sumaj Orcko, cerro hermoso en quechua, su nombre indígena, contenía las vetas de plata más importantes del mundo en tiempos de la conquista. Hoy tiene en la cima un cráter de 35 metros de diámetro por 40 de profundidad, que amenaza extenderse a toda la montaña y provocar un derrumbe sobre sus galerías.
La causa indudable es la sobreexplotación de ya casi cinco siglos, que lo ha puesto en peligro de desplomarse de un momento a otro, ya que la cima está totalmente fracturada.
Recientemente se anunció que las reservas del Cerro Rico de Potosí llegan a 54 millones de toneladas de mineral, con un porcentaje de recuperación de 85 por ciento.
En en el cerro trabajan 34 cooperativas que explotan 400 bocaminas. Por día se extraen 3.800 toneladas de mineral de zinc, plomo y plata y estaño.
Desde que se lanzó la alerta de desplome, se prohibió la explotación por encima de la cota de 4.400 metros para mantener el perfil del cerro como patrimonio histórico de la humanidad, como lo declaró la Unesco
El esbelto cono del Cerro Rico muestra 138 hundimientos debidos a la actividad minera en el lugar y la escasa cobertura vegetal, por el impacto del desagüe ácido de los socavones.
Para llegar a esta situación fueron necesarios siglos de explotación despiadada. Mientras siguen las discusiones, fogoneadas por la codicia de una parte y el deseo de preservar de otra, gana terreno la idea de detener las explosiones para conservar la forma de la cima del cerro como símbolo de la majestuosidad y el orgullo nativo, y también como un testimonio acusador al mundo.
El deterioro del cerro se viene advirtiendo desde hace años, pero solo ahora, con la aparición de fracturas y grietas y la determinación del estado próximo al colapso de la cima, han aparecido voces que piden detenerse.
El cerro es hoy el mayor atractivo turístico de Potosí y posiblemente de toda Bolivia, pero las autoridades no saben cómo actuar para preservarlo ante la perspectiva de dejar sin recursos a miles de personas, que viven de su trabajo de hormigas en las galerías y socavones.
El diario boliviano La Razón, hace ocho meses daba una reseña del problema: “A lo largo de la ruta principal que lleva al cerro, otras tiendas venden dinamita, cigarrillos y hojas de coca a los 15.000 hombres, mujeres y niños que trabajan en las minas.
“La mastico para poder trabajar bajo tierra”, dice Trifón, mientras compra una bolsita de coca. “Me da fuerza, energía y me quita el hambre”, asegura.
El joven minero pasará las próximas 12 horas en un laberinto de cientos de túneles.
La plata se ha explotado en Cerro Rico desde que su existencia fue descubierta en 1545. Ahora, después de casi cinco siglos, la montaña está dando advertencias de agotamiento.
Su pico ha perdido la forma cónica que tuvo alguna vez. En enero de este año, un enorme cráter se formó en la cima, lo cual -según geólogos- es un síntoma de que la montaña podría colapsar.
Hilarión Andrade, representante de la Corporación Minera de Bolivia (autoridad del gobierno de la minería) asegura que el cráter demuestra la fragilidad de la montaña.
Para él, la formación del cráter se debe a la explotación ininterrumpida que ha ocurrido en el pasado. “Los túneles que se excavaron quedaron vacíos y eso causó un desequilibrio. Por eso el suelo se hundió”, afirma Andrade.
Por su parte, el defensor del pueblo de Potosí, René Arroyo, explica que quiere llevar a cabo acciones para preservar la forma cónica de la montaña.
“El cerro se está hundiendo y requiere de nuestro apoyo. Realmente nos preocupa que colapse y mate a muchos trabajadores”, señaló.
Potosí fue fundada el año 1545, recibió el título de “Villa Imperial” con su portentoso “Cerro Rico” declarado Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Desde la Colonia hasta la actualidad, fue muy importante por su explotación minera de la Plata, la cumbre tiene una altura de 4.800 metros sobre el nivel del mar circundados por 34 lagunas reservorios de agua para la población.
En la Colonia, desde 1550 hasta 1799, la producción de plata fue de 706,345.574 onzas Troy Finas que, con la cotización actual de 32,47 dólares, el valor mercado sería 22.935 millones de dólares americanos. La producción en el periodo 1999-2004 la plata llegó a 3.874 toneladas finas.
En el periodo 1999 – 2008 Potosí produjo 5.131 toneladas finas, según un detallado estudio realizado por el ingeniero de Oruro Alfredo Gutiérrez.
El yacimiento del Cerro Rico corresponde a un complejo material volcánico con basamento sedimentario de pizarras del periodo ordovícico. La roca encajonante está formada por una brecha volcánica, en la zona Pailaviri: pórfido dacítico en la zona central y tufitas en la zona de Caracoles.
Algunos mineros indígenas, que mantienen su tradición ancestral, han admitido que no deben trabajar más en el cerro porque es un testimonio de un pasado que no se resignan a perder del todo y están dispuestos a respetarlo cuando su fin parece aproximarse.
Potosí, testimonio del saqueo de América, produjo la mitad de la riqueza de que se apoderó Europa en tres siglos. Permitió el florecimiento en su ladera de una ciudad que en su esplendor tuvo casi 200.000 habitantes y era quizá la mayor del mundo, más grande que Londres o París de la época.
Estaba en territorio del virreinato del Río de la Plata, que fue luego las Provincias Unidas, hasta que la negligencia y el proyecto político exclusivamente porteño de los rivadavianos en el poder en Buenos Aires permitió al mariscal Sucre llamar a un plebiscito para decidir si Bolivia se separaba o se mantenía unida a la Argentina.
Hoy en día se sabe que cerca de la cúspide del cerro hay todavía grandes reservas de plata, lo que ha suscitado nueva codicia y sigue haciendo oír el tronar de la dinamita. Los turistas contemplan el cono del cerro y se admiran de su belleza, pero pronto eso será un recuerdo.
El Sumaj Orcko, cerro hermoso en quechua, su nombre indígena, contenía las vetas de plata más importantes del mundo en tiempos de la conquista. Hoy tiene en la cima un cráter de 35 metros de diámetro por 40 de profundidad, que amenaza extenderse a toda la montaña y provocar un derrumbe sobre sus galerías.
La causa indudable es la sobreexplotación de ya casi cinco siglos, que lo ha puesto en peligro de desplomarse de un momento a otro, ya que la cima está totalmente fracturada.
Recientemente se anunció que las reservas del Cerro Rico de Potosí llegan a 54 millones de toneladas de mineral, con un porcentaje de recuperación de 85 por ciento.
En en el cerro trabajan 34 cooperativas que explotan 400 bocaminas. Por día se extraen 3.800 toneladas de mineral de zinc, plomo y plata y estaño.
Desde que se lanzó la alerta de desplome, se prohibió la explotación por encima de la cota de 4.400 metros para mantener el perfil del cerro como patrimonio histórico de la humanidad, como lo declaró la Unesco
El esbelto cono del Cerro Rico muestra 138 hundimientos debidos a la actividad minera en el lugar y la escasa cobertura vegetal, por el impacto del desagüe ácido de los socavones.
Para llegar a esta situación fueron necesarios siglos de explotación despiadada. Mientras siguen las discusiones, fogoneadas por la codicia de una parte y el deseo de preservar de otra, gana terreno la idea de detener las explosiones para conservar la forma de la cima del cerro como símbolo de la majestuosidad y el orgullo nativo, y también como un testimonio acusador al mundo.
El deterioro del cerro se viene advirtiendo desde hace años, pero solo ahora, con la aparición de fracturas y grietas y la determinación del estado próximo al colapso de la cima, han aparecido voces que piden detenerse.
El cerro es hoy el mayor atractivo turístico de Potosí y posiblemente de toda Bolivia, pero las autoridades no saben cómo actuar para preservarlo ante la perspectiva de dejar sin recursos a miles de personas, que viven de su trabajo de hormigas en las galerías y socavones.
El diario boliviano La Razón, hace ocho meses daba una reseña del problema: “A lo largo de la ruta principal que lleva al cerro, otras tiendas venden dinamita, cigarrillos y hojas de coca a los 15.000 hombres, mujeres y niños que trabajan en las minas.
“La mastico para poder trabajar bajo tierra”, dice Trifón, mientras compra una bolsita de coca. “Me da fuerza, energía y me quita el hambre”, asegura.
El joven minero pasará las próximas 12 horas en un laberinto de cientos de túneles.
La plata se ha explotado en Cerro Rico desde que su existencia fue descubierta en 1545. Ahora, después de casi cinco siglos, la montaña está dando advertencias de agotamiento.
Su pico ha perdido la forma cónica que tuvo alguna vez. En enero de este año, un enorme cráter se formó en la cima, lo cual -según geólogos- es un síntoma de que la montaña podría colapsar.
Hilarión Andrade, representante de la Corporación Minera de Bolivia (autoridad del gobierno de la minería) asegura que el cráter demuestra la fragilidad de la montaña.
Para él, la formación del cráter se debe a la explotación ininterrumpida que ha ocurrido en el pasado. “Los túneles que se excavaron quedaron vacíos y eso causó un desequilibrio. Por eso el suelo se hundió”, afirma Andrade.
Por su parte, el defensor del pueblo de Potosí, René Arroyo, explica que quiere llevar a cabo acciones para preservar la forma cónica de la montaña.
“El cerro se está hundiendo y requiere de nuestro apoyo. Realmente nos preocupa que colapse y mate a muchos trabajadores”, señaló.
Potosí fue fundada el año 1545, recibió el título de “Villa Imperial” con su portentoso “Cerro Rico” declarado Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Desde la Colonia hasta la actualidad, fue muy importante por su explotación minera de la Plata, la cumbre tiene una altura de 4.800 metros sobre el nivel del mar circundados por 34 lagunas reservorios de agua para la población.
En la Colonia, desde 1550 hasta 1799, la producción de plata fue de 706,345.574 onzas Troy Finas que, con la cotización actual de 32,47 dólares, el valor mercado sería 22.935 millones de dólares americanos. La producción en el periodo 1999-2004 la plata llegó a 3.874 toneladas finas.
En el periodo 1999 – 2008 Potosí produjo 5.131 toneladas finas, según un detallado estudio realizado por el ingeniero de Oruro Alfredo Gutiérrez.
El yacimiento del Cerro Rico corresponde a un complejo material volcánico con basamento sedimentario de pizarras del periodo ordovícico. La roca encajonante está formada por una brecha volcánica, en la zona Pailaviri: pórfido dacítico en la zona central y tufitas en la zona de Caracoles.
En: AIM Digital
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