En la ciudad de Cuenca, el sonido de la quipa y la bocina, el olor a palo santo y romero, los alimentos que bondadosamente nos da la Pachamama, la diversidad de vestidos y rostros, palabras en quichua y español, la plaza de las monjas, fue el escenario para dar inicio a la marcha de los pueblos por agua, tierra y dignidad.
En silencio y recibiendo el fuego sagrado los cientos de campesinos, indígenas, mestizos, artistas populares, académicos, hombres y mujeres, prometieron levantar las voces, juntar las fuerzas, caminar y avanzar, y avanzaron hacia el sur a encontrarse con otros cientos, con otros miles, con otras gotas de agua que salieron desde el Pangui.
Marcharemos desde El Pangui hasta Quito, pasando por cada comunidad, cada pueblo y cada ciudad donde haya personas dispuestas a defender su futuro, el de sus hijas, el de sus hijos, el de la Tierra... Marcharemos durante 14 días, reuniendo las semillas de cada Pueblo, recorriendo los lagos y ríos que han cuidado por años nuestras abuelas y abuelos, mostrando que nuestra riqueza no está abajo, está arriba, en cada chacra, en cada bosque, en cada selva, en cada río, en la salud de nuestra gente, en las asambleas comunitarias, en la alegría de vivir con lo necesario, sin dañar a nadie ni a la naturaleza...
No hay amenaza que valga el agua no se detiene.
Movimiento para la Salud de los Pueblos Latinoamérica/Equipo ComunicándoNOS -Ecuachaski
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